domingo, 27 de junio de 2010

DE LA WEB SOCIAL A LA WEB INTELIGENTE.




Para finalizar se describen algunas tendencias del desarrollo tecnológico actual, permitiendo plantear –a modo de hipótesis– algunas prospectivas en el mundo de las tecnologías.
Una firme tendencia indica que seguirá aumentando la comunicación y la integración entre las tecnologías y aplicaciones Web 2.0. Esto se resume en dos palabras claves: interoperatibilidad y convergencia.
Cada vez más sistemas se diseñan para ser capaces de interpretar a otros sistemas. Al mismo tiempo, los dispositivos continuarán concentrando más funciones y servicios a través de plataformas con un enfoque multi-tarea. La industria tecnológica sigue lanzando al mercado plataformas con mayor capacidad de procesamiento y conexión, a costos cada vez más bajos.
Junto con el aumento en la capacidad de los procesadores existe una clara tendencia a la baja de los precios en períodos de tiempo cada vez más estrechos. En ese sentido, es clara la tendencia del aumento de la conectividad tanto en capacidad de procesamiento como en ancho de banda, y con tarifas cada vez más reducidas.
A este incremento en la calidad de la conectividad se suma la posibilidad de contar con dispositivos de uso personal que puedan ser fácilmente transportables de un lugar a otro y que también cuenten con la posibilidad de acceder a Internet. Se trata de ubicuidad y movilidad. Combinar estos dos conceptos da por resultado una red omnipresente.
Pero la apuesta más ambiciosa es la factibilidad de una Web con un enfoque semántico. Más allá de complejas cuestiones técnicas, se trata de máquinas conversando entre sí, haciendo de la red una gran biblioteca inteligente o bien un sistema operativo distribuido, donde los usuarios programan el comportamiento de los diferentes flujos de datos, convirtiendo a Internet en un sistema neuronal, capaz de entenderse a sí mismo.
La Web semántica no es un concepto nuevo, como tampoco lo fue la Web 2.0 cuando comenzó a hablarse de ella para nominar un estado de cosas. Uno de los más fervientes impulsores de una arquitectura de la información más eficaz es Berners-Lee, quien desde el World Wide Web Consortium promueve el desarrollo hacia una Web más eficiente en un entorno de saturación de datos. La apuesta no parece fácil.
Desde 1998 el World Wide Web Consortium divulga sus iniciativas de la Web semántica, aún con resultados insuficientes.
Casi una década atrás, Berners-Lee señalaba: “Los aparatos de búsqueda han demostrado ser muy útiles para combinar largos índices rápidamente y para encontrar oscuros documentos. Pero han demostrados ser notablemente inútiles, también porque no tienen modo de evaluar la calidad de un documento”. En ese sentido plantea que la Web semántica debería contribuir a que las computadoras conectadas a Internet puedan describir, suponer y en última instancia razonar, para darle al usuario los mejores resultados de búsqueda.
Por eso es que, mientras la Web 2.0 sucede, el W3C trabaja para definir los protocolos y estándares de una instancia superadora. En el fondo, el liderazgo de Google en la red se basa en su potente motor y en su eficiencia para realizar búsquedas más productivas y relevantes para el usuario.
Aunque el uso de las etiquetas en la Web 2.0 contribuye a una organización más eficiente de la información, es la masificación del uso del XML (extensible Markup Language) en la construcción de los metadatos de las aplicaciones webs –describiendo los contenidos, su significado y la relación de los datos entre sí en forma sistemática– lo que significará el salto hacia una Web más inteligente .Aunque en la propuesta son los desarrolladores y autores los que deberían construir estos metadatos, en términos prácticos ello implica todo un escenario de desafíos por resolver.
Se pretende desarrollar una Web semántica más inteligente, intuitiva, abierta, eficaz y hasta con mayor sentido común, capaz de operar con bases de datos distribuidas, a través de lenguajes naturales de búsquedas entre distintos sistemas. La clave en un entorno de sobre-información es y será diferenciar la información del ruido de una manera sencilla. En esta línea, Spivack (2006) señala que es esperable el desarrollo de sistemas capaces de aprender y por sobre todo de entender la información. Ello permitiría jerarquizarla e incluso hacer recomendaciones, ofreciendo al usuario una interacción más intuitiva con la Web. El autor agrega que esta transformación permitiría pasar de una suma de repositorios interconectados a un sistema más interoperable e integral.
Lo cierto es que la Web semántica es aún un proyecto (Wikipedia, 2006). Se trata de una ambiciosa aspiración de conseguir que los contenidos de la Web dejen de ser cadenas de caracteres sin sentido para las computadoras y se conviertan en textos con sentido semántico.
Un cambio de paradigma en las ciencias de la computación. Sin embargo, ya se trabaja en el desarrollo de plataformas que tengan la posibilidad de ofrecer respuestas a enunciados semánticamente complejos y no sólo identificar palabras o grupos de palabras.
Berners-Lee, que busca estudiar el ecosistema generado en torno a la Web y, al mismo tiempo, dar un impulso al desarrollo tecnológico hacia el campo semántico. Iniciativas como ésta, pueden contribuir directamente a sumar esfuerzos de científicos y académicos en torno a la próxima evolución de Internet.
Detrás de todo esto hay un fascinante rango de variación, mutación y mejora en la lógica del darwinismo digital. Y la evolución sigue.

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